miércoles, 24 de noviembre de 2010

LOS NIÑOS, LOS JÓVENES Y LAS ADICCIONES


NIÑEZ, ADOLESCENCIA Y ADICCIONES




Alumnas:
Cobos Zeballos, Nadia Soledad                                                       DNI 30.231.100
Nadita_456@hotmail.com                                                                          
De Lorenzo, María Agustina                                                         DNI 29.316.333



  LOS NIÑOS, LOS JÓVENES Y LAS ADICCIONES

INTRODUCCION

El perfil del adolescente moderno descripto como un individuo que vivía una crisis, inseguro, introvertido, una persona en busca de su identidad, idealista, rebelde dentro de lo que el marco social les permitía, ha cambiado con el advenimiento de la posmodernidad, dando lugar a un nuevo tipo de subjetividad adolescente. En el adolescente posmoderno se observa  la desaparición del sujeto individual, el conflicto generacional ha cedido su lugar, la rebeldía ha sido sustituida por la indiferencia. También aparecen cambios respecto al tipo de comunicaciones establecidas, se ven alteraciones en la estructuración de las figuras parentales, las cuales servían de modelos de identificación. Los vínculos por su parte, se ven debilitados, superficiales, breves.           Los niños, los adolescentes deben encontrar su espacio, su lugar de expresión, orientados por nuevos marcos identificatorios. La adolescencia era una etapa de crisis, de desencuentros, de choque, una etapa de desconcierto, en la cual jugaba un rol fundamental el contexto social y familiar que acompañaba al adolescente. Hoy en día la presión ejercida a través de los medios publicitarios, la escasa tolerancia social, el fácil acceso a las sustancias, la desorganización social y la falta de oportunidades de educación son algunos de los factores que favorecen diferentes tipos de adicciones en edades cada vez más tempranas.

NIÑEZ Y ADOLESCENCIA, SUBJETIVIDAD, DISCURSO, ALTERIDAD Y ACTO
           
            En este trabajo nos ocuparemos de tratar ciertas adicciones y no todas, dada la complejidad de dicho tema. Es por ello, preferimos abocarnos a la influencia que ejerce lo social en niños y adolescentes, llevándolos a diferentes tipos de adicciones, dando lugar a nuevas configuraciones en la estructuración de la subjetividad.
            Las adicciones son un síndrome constituido por un conjunto de signos y síntomas característicos. El origen de las mismas es multifactorial, entre los que podemos mencionar factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales.
            Algunos síntomas característicos de las adicciones son:
v  Daño o deterioro progresivo de la calidad de vida de la persona, debido a las consecuencias negativas de la práctica de la conducta adictiva
v  Perdida de control caracterizada por la práctica compulsiva de la conducta adictiva.
v  Negación o auto engaño que se presenta como una dificultad para percibir la relación entre la conducta adictiva y el deterioro personal.
v  Uso a pesar del daño, lo cual se manifiesta como la práctica continuada de la conducta adictiva. Este daño es tanto para la persona como para los familiares.

            Pueden desarrollarse adicciones tanto a sustancias psicotrópicas como a actividades y hasta relaciones. Algunos casos de adicciones que podemos mencionar son:

v  Sustancias psicotrópicas, como el alcohol, la nicotina y diferentes tipos de droga
v  Juegos de azar / internet/ tecnologías 
v  Comidas o componentes comestibles
v  Sexo
v  Trabajo
v  Relaciones interpersonales

            Las adicciones instaladas masivamente en nuestra sociedad son una consecuencia directa de un proceso social que victimiza a individuos y sus familias, a lo que debemos sumar la sobreoferta de drogas producida por un mercado que participa de un gran negocio.
            A pesar de este contexto, consideramos  que a la hora de trabajar con niños y adolescentes enfrentamos un gran desafío,  por lo cual es fundamental desarrollar en ellos potencialidades y fortalezas que les permitan sobrevivir en escenarios adversos y decidir saludablemente.
            A tal fin consideramos que es importante la  detección precoz. Existen factores múltiples que determinan las adicciones, entre ellos podemos mencionar:

v  Vulnerabilidad individual.
v  Crisis puberal y adolescente en familias inexistentes o de alta desorganización.
v  Falta de pertenencia a redes sociales.
v  Déficit en la escolarización (no escolarizado, repitencia, huidas del colegio,
abandono, escolar, exclusión).
v  Uso de drogas por adultos convivientes.
v  Situaciones de violencia y/o sadismo familiar.
v  Desconocimiento de las consecuencias dañinas del abuso de drogas.
v  Familias multiproblemáticas.
v  Alta disponibilidad de drogas y alcohol.
v  Falta de normativas.
v  Crisis de valores comunitarios.
v  Falta de límites y sanciones a los pequeños comportamientos antisociales.
v  Inseguridad, violencia y comportamientos delictivos.

            Todo esto enmarcado en un escenario sociocultural, donde se destacan los medios masivos de comunicación al servicio del modelo imperante como modeladores de los estilos de vida, de la incorporación de la filosofía del tener, del individualismo, la competitividad, la excelencia, el esforzarse por sobresalir y acceder a una porción de poder. Esto ha traído aparejado las fisuras en el tejido social, caracterizadas por la ruptura de los valores y comportamientos solidarios, el debilitamiento de las estructuras familiares y del rol adulto como figura protectora de los más pequeños. También debemos sumar la promoción de la imagen juvenil como ideal de vida, la banalización del consumo de alcohol y drogas y la incertidumbre para todas las generaciones con respecto al futuro.
            La obra freudiana plantea una oposición entre naturaleza y cultura. Es importante remarcar que el adolescente tiene a favor la posibilidad de inaugurar una experiencia individual y también social. Si la represión no lo ha limitado demasiado podrá transformar su experiencia, su realidad, la cual le viene impuesta desde afuera y el estará en condiciones de darle una revuelta.
            Hay dos cuestiones fundamentales que enfrenta el adolescente a una toma de decisión: LA ELECCION DE OBJETO SEXUAL, y en consecuencia la POSIBILIDAD DE PATERNIDAD, MATERNIDAD. Otro motivo es la ELECCION VOCACIONAL.
Cabe aclarar que todas estas cuestiones generan en el adolescente incertidumbre, desconcierto y temor y es muy importante tomar en cuenta el contexto social y económico que influye inevitablemente en la subjetividad de los sujetos y la estructuración psíquica de los mismos, como ejemplo de esto podemos mencionar situaciones de riesgo muy comunes en esta etapa de la vida, como el temor al embarazo, el SIDA, la exclusión, la pertenencia a un grupo que pueda ejercer influencias nocivas,  la marginalidad que padecen varios adolescentes ya sea al momento de ingresar a estudiar ( universidad excluyente muchas veces, debido a condicionamientos económicos, falta de dinero para viáticos, apuntes, etc.) o también a la hora de enfrentarse a buscar un trabajo.
Esta etapa es una nueva apertura al discurso social. Es importante la figura del líder, el ideal del yo, el encuentro con el otro, la dimensión del amor, la agresividad y el humor. Es fundamental tener presente el papel del “otro” como exterior a sí en esta etapa, tener presente sus vicisitudes, sus posiciones para poder situarse en el mundo como un sujeto con diferencias y similitudes, dando lugar a experiencias de subjetividad y alteridad. Es ese otro como semejante el que posibilita el sostenimiento del deseo, porque aporta cuerpo y palabra, permite al adolescente ubicar su objeto e instalarse en el interjuego social, como encuentro/desencuentro con el otro.
Se le revela esa otredad inquietante que como soporte le sirve al adolescente para configurar también así su identidad.

Adolescencia desde el punto de vista del psicoanálisis

Freud propone que en la pubertad se subordina la pregenitalidad a la genitalidad, así el desarrollo psíquico propone establecer objetivos sexuales heterosexuales exogámicos.
            En la Argentina Arminda Aberastury es quien retoma el tema de los duelos y plantea que el adolescente tiene que enfrentar la tarea de tramitar los duelos por el cuerpo de la infancia, por los padres de la infancia y por la pérdida de la condición de niño. Se produce una turbulencia adolescente.
Plantea también un  cuarto duelo que se relaciona con la posibilidad de establecer una identidad sexual “definitiva” lo cual se suele considerar como otro criterio de terminación de la adolescencia. Se refiere a la asunción de la identidad sexual, luego de tener que descartar la bisexualidad tan complaciente de los primeros años de vida.  En  la actualidad se pone en duda si realmente el adolescente posmoderno atraviesa por dichos duelos debido a la glorificación de la adolescencia a nivel social.
            El adulto deja de existir como modelo físico, la niñez deja de ser una etapa dorada, se trata de llegar a la adolescencia e instalarse en ella para siempre. “La adolescencia tiende a prolongarse en el tiempo y no es vivida como una etapa incómoda o de paso”.[1]
            Como lo plantean Freud y Melanie Klein, es necesario atravesar por una neurosis infantil para armar un período de latencia que tiene que ser desarmado por el proceso adolescente, el cual a su vez, generará nuevas transformaciones para arribar finalmente a la subjetividad adulta. La desorganización adolescente es un trauma necesario. Este conflicto deberá ser resuelto y transitado, de hecho esto es lo que no ocurre en los  jóvenes de hoy.

La problemática adolescente en el mundo de hoy

En la actualidad hay nuevas configuraciones familiares, distintas a la configuración burguesa clásica, familias ensambladas, madres/padres solteros, parejas homosexuales criando hijos, situaciones de crisis, derrumbe de ideologías, de valores, de ideales, y un contexto dificultoso para el desarrollo adolescente, con nuevas singularidades.
Aparece en la década del 70´ la industria del entretenimiento, un problema central pasa por el desarrollo y la imposición que plantean las nuevas tecnologías. Se construyen ideales del yo, a través del producto que se debe comprar, la ropa de moda, los autos, la industria avasallante del consumo desmedido y de la cual al adolescente le hace difícil apartarse, ya que de esa manera quedaría excluido.
Los medios se imponen de manera directa al niño y al joven, atravesando toda la barrera protectora que antes podía ofrecer la familia, la escuela, la religión o el Estado.
El espacio en que se dan las relaciones también ha sufrido cambios, hoy los espacios son virtuales, aparece el ciber espacio, los e-mails, el Chat y cambian la forma en el que se desarrollan las relaciones, las comunicaciones, los lazos.
On-line uno es quien quiere ser de acuerdo con el patrón social y mediático imperante en el momento, ya no es necesario el encuentro personal.


LA ADOLESCENCIA EN LA CULTURA ACTUAL

La autora Susana Sternbache[2] plantea que los adolescentes de hoy poco se parecen a los de algunas décadas atrás. Tal como mencionamos anteriormente, muchos fueron los cambios sociales y culturales que han provocado mutaciones en la producción de la subjetividad.
Los ímpetus de la globalización, la tendencia a la homogeneidad atraviesa las fronteras geográficas e impregna a los adolescentes de regiones distantes con estilos, modas, música, hábitos de consumo y anclajes identificatorios que los igualan tanto como la marca de un jeans que los funda. El televisor, la computadora, el “chateo”, el uso del celular, comunican e identifican entre sí a los millares de adolescentes que tienen acceso al mundo tecno~mediático.
La aceleración imprime un sello inédito al registro cultural de la temporalidad. El incremento de la velocidad, que se expresa en múltiples aspectos de la vida cotidiana también penetra en las generaciones y en las diferencias entre ellas.
La adolescencia era considerada un tiempo de tránsito hacia la adultez. Pero hoy en día, como plantea Obiols[3], el modelo adolescente se impone y convoca al mundo adulto y a la niñez a intentar permanecer lo más cerca posible en imagen, indumentaria, modos y modismos de esa etapa, actualmente erigida en ideal colectivo.

La velocidad de los tiempos y de las transformaciones socioculturales produce cambios vertiginosos en la producción de la subjetividad, al punto tal que las distancias generacionales se agudizan. “Cada generaciones es hoy parte de una cultura diferente y a su vez intentan fundirse sólo en una”.
Tanto en la niñez como en la adolescencia, lo corporal es parte central de la subjetividad, una subjetividad hecha de cuerpo, psiquismo y lazo social. La alienación en los discursos culturales no sólo se manifiesta, en el plano del pensamiento también se ven las influencias en el cuerpo (aparece como ideal el talle cero actual uniforme y sus consecuencias, la anorexia y la bulimia).

Siguiendo a Sternbache[4] la adultez misma se está angostando, aplastando entre una juventud extendida y una vejez apresurada. La brecha generacional se diluye, las jergas adolescentes adoptadas por los padres para fraternizar con sus hijos, son moneda corriente.
La noción misma de futuro y sobre todo la de proyecto se han desdibujado en el plano social, hoy lo que importa es que el adolescente consuma las 24 hs.
La Publicidad, la belleza, un modelo unificador es un vehículo ideológico para el consumo. Es muy diferente a la vida cotidiana que tenían los adolescentes de antes.

ADOLESCENCIA, TRAUMA, IDENTIDAD.

Hugo Lerner[5] es quien plantea la relevancia que adquiere el término: “Resiliencia” es un concepto que se plantea en el Siglo XXI. La resiliencia tiene que ver con las fortalezas de las personas frente a la adversidad. Fue relacionada con una multitud de factores que promueven respuestas positivas del ser humano en diversas situaciones: la configuración de capacidades y acciones que se orientan a la lucha por rescatar el sentido de la vida y el desarrollo frente a la adversidad.
La resiliencia en la adolescencia encuentra condiciones diferentes de las que se presentan en la etapa de la niñez.
Se incrementa la necesidad de los adolescentes de encontrar los elementos para organizar su comportamiento y dar sentido a su relación presente en el mundo. Ser “resiliente” se torna una necesidad cada vez mayor.
Ante lo antes mencionado cabe destacar que se debe tener en cuenta que para el fomento de la resiliencia, la participación juvenil es fundamental, al igual que la comprensión de las características de este fenómeno en las juventudes contemporáneas.
El respeto a la diversidad y a las individualidades se constituye en el centro de las prácticas. Se ha hablado mucho sobre el tema adolescencia, lo que plantea Alcira Trilnik de Merea[6] es que es muy importante el papel que juega en esta etapa LA BRECHA GENERACIONAL, la cual en el modelo adolescente clásico es resultante de la crisis y el conflicto que surge de la relación entablada con los padres.
Como lo plantea Obiols[7] “el adolescente que crecía se encontraba con una generación adulta y se entrenaba peloteando contra ella… entre esa generación adulta y él había una distancia, una brecha dada por las diferencias de épocas que a cada uno le había tocado vivir y de la educación recibida” La confrontación es así, estructurante. El miedo a poner límites por parte de los padres, hará que el adolescente intente encontrarlos desde otro lugar sea como sea, porque es así como se plantea la posibilidad de crecer, con lo cual necesitará encontrarse con nuevos parámetros identifica torios.

Conclusión

            Para poder comprender integralmente la problemática de las adicciones, habrá que poner la mirada y el análisis sobre los espacios que deberían favorecer el crecimiento y desarrollo de los niños y adolescentes. Estos espacios están constituidos por la familia, la escuela, lugares de formación laboral y las instituciones de la comunidad que ofrecen actividades para ellos: recreativas, culturales, deportivas, religiosas, de participación social. Todos ellos se encuentran debilitados en su funcionamiento, por el condicionamiento que las políticas económicas y sociales generan en este momento.

            Los adultos no cumplen con su función de protección en muchos casos y generan condiciones que favorecen la aparición de comportamientos antisociales, entre ellos, las adicciones. Hoy la economía globalizada, generada por grupos de personas poderosas,
sin rostros, anónimas, condiciona la estructuración de los niños y adolescentes.
            Los factores de riesgo asociados a la experimentación con drogas u otras adicciones, son de carácter individual, familiar, social y educativo. Entre los individuales destacan el género, los problemas de identidad, y la baja tolerancia a la frustración. Los relativos a las circunstancias familiares son la desintegración o el abandono del hogar, la adicción a las drogas de algún miembro de la casa, el maltrato, y un ambiente de violencia en el núcleo doméstico. La necesidad de trabajar favorece mucho el consumo o la experimentación.

            Entre los factores asociados a la vida en la escuela, se ha establecido que la probabilidad de la experimentación se asocia con el ausentismo, con la deserción, con el bajo rendimiento académico, con la desaprobación de directivos y de profesores, y con la dificultad de relación con los pares.
            Para concluir, consideramos que es preciso construir, desde la pedagogía, las ciencias de la salud y las ciencias sociales, un campo de acción para las escuelas que permita recobrar su capacidad para proteger a los niños y adolescentes de las posibles adicciones y de los condicionamientos sociales. Aunque la escuela hace una importante aportación para preservar la adicción entre los alumnos su tarea principal es la formación integral de todos los estudiantes, al brindarles un ambiente
intelectualmente estimulante, cálido, sano y seguro.
            Se trataría entonces, de involucrar a toda la escuela y a su comunidad, darle prioridad al logro de una mejora académica, ofrecer a los maestros sólidas opciones de actualización y de familiarización con innovaciones pedagógicas. Crear espacios para que padres y profesores trabajen en equipo.
            Teniendo en cuenta lo anteriormente descripto, se evidencia en la posmodernidad, la dimensión y la importancia social de un problema que hasta hace poco tiempo no tenía las dimensiones que ha alcanzado. La complejidad se incrementa cuando el entorno familiar también se deteriora y los contrastes sociales se agudizan en su conjunto.












BIBLIOGRAFÍA

v  Adolescencia,  “DEL GOCE ORGANICO, AL HALLAZGO DEL OBJETO”, Quiroga Susana Estela, Eudeba, Bs. As, 1998.

v  Adolescencia, Posmodernidad y escuela secundaria. Obiols G. y Obiols S. Ed. Kapelusz, Bs. As., 1995.

v  ADOLESCENCIAS: TIEMPO Y CUERPO EN LA CULTURA ACTUAL, Sternbach, Susana.

v  ADOLESCENCIA, TRAUMA, IDENTIDAD, Lerner, Hugo. Adolescencia, Trauma, Identidad.  Rev. Actualidad Psicológica, Buenos Aires, 2004.

v  Adolescencias: TRAYECYORIAS TURBULENTAS. Rother Horstein, María Cristina, Paidós, (Psicología profunda), 2006. (COMPILADO)

v  “CARACTERISTICAS DE LA ADOLESCENCIA” , Acquesta, Miguel.

v  TURBULENCIAS DESORGANIZANTES: LA TAREA CLINICA CON ADOLESCENTE, HOY. Ungar, Virginia















[1] Obiols G. y Obiols S. Adolescencia, Posmodernidad y escuela secundaria. Ed. Kapelusz, Bs. As., 1995.
[2] Sternbach, Susana, ADOLESCENCIAS: TIEMPO Y CUERPO EN LA CULTURA ACTUAL. http://www.sps.org.ar/spsPanel/libros/Sternbach%20actividad%20cientifica%20junio%202005.doc
[3] Ídem, 1.
[4] Idem, 2.
[5] Lerner, Hugo. Adolescencia, Trauma, Identidad.  Rev. Actualidad Psicológica, Buenos Aires, 2004.
[6] Trilnik de Merea, Alcira. LA TERMINACION DE LA ADOLESCENCIA.
[7] Idem, 1.

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