jueves, 25 de noviembre de 2010

La Función de la Escuela. La intervención docente





“La Función de la Escuela. La intervención docente”.
 

 

·         A partir de la consigna establecida hemos considerado que:


"La escuela es una institución extremadamente compleja, aunque a primera vista pueda parecer simple. Aparentemente los niños asisten a ella para recibir la formación que precisan para poder integrarse en la sociedad en la que viven. La sociedad exige cada vez más que los individuos asistan a la escuela durante un gran número de años, y allí aprenderán los conocimientos que precisarán para su vida posterior. Pero, en realidad, la escuela desempeña muchas más funciones y algunas de ellas parecen bastante misteriosas y ocultas. Desde su invención en las culturas de Oriente próximo y de Egipto, la escuela ha estado reservada a unos pocos. La función de la escuela era proporcionar una formación técnica, sobre todo en ciertas habilidades instrumentales básicas como la lectura y la escritura y el conocimiento de los números y el cálculo. En Mesopotamia y Egipto el aprendizaje de la escritura era una tarea de enorme complejidad que requería años de estudio y los escribas gozaban de un alto nivel social y muchos privilegios. En Grecia la asistencia a las escuelas estaba igualmente reservada a unos pocos miembros de clases acomodadas. La primera educación se realizaba en la casa y estaba encargada a una especie de ayo o criado, al que se denominaba "pedagogo", que convivía con el niño y tenía como misión formarle en los valores de la comunidad y ocuparse de la adquisición de las habilidades básicas, sobre todo de tipo social. Más adelante el niño comenzaba a asistir a la escuela donde, bajo la tutela del maestro, aprendía la lectura, la escritura y las matemáticas.
De este modo se establecía una distinción entre lo que hoy podríamos llamar "educación" y la "instrucción". La primera consiste en una formación de tipo general que prepara para desenvolverse en la vida, que contribuye a la formación del carácter, a la identificación con la sociedad, a promover el amor y la vinculación con el propio grupo social, a la adquisición de las habilidades sociales, las formas de cortesía y el trato con los otros. Por el contrario, la instrucción consiste en el aprendizaje de conocimientos técnicos y científicos, que, aunque sean importantes, desempeñan un papel secundario respecto a la formación en ese sentido más amplio que constituye la educación.
Pero, como vemos, el cambio que se ha producido en la enseñanza actual es que la instrucción ha pasado a ocupar el lugar principal y la formación en ese sentido amplio ha dejado de tener importancia, al menos de un modo explícito. A partir del siglo XVIII, y sobre todo del movimiento de la Ilustración, se empiezan a producir cambios importantes, el principal de ellos referente a extender la escolarización a todos los individuos. La idea de proporcionar enseñanza y hacer que fuera obligatoria para todos se fue abriendo paso durante el siglo XIX pero no sin encontrar fuertes resistencias. Algunos alegaban que la educación para los individuos de la clase baja, que por su nacimiento están destinados a realizar las tareas mecánicas y más penosas, podía ser contraproducente porque podía llevarles a querer abandonar las tareas que les correspondían y aspirar a otra posición social a la que por su nacimiento no estaban destinados. Los partidarios de la generalización de la educación, por su parte, a menudo individuos con posiciones políticas más progresistas, sostenían que en una sociedad igualitaria en la que todos tenían derechos, la educación era un bien necesario al que cualquiera debería tener acceso. Pero algunos señalaban además que la asistencia a la escuela era lo único que podía garantizar la adquisición de los valores dominantes en la sociedad y que debía ser el vehículo preferente para la socialización. Finalmente ésta es la idea que se impuso, y paulatinamente se ha impuesto también en los países más ricos la obligación de asistir a la escuela durante un período que se ha ido alargando hasta establecerse en ocho, diez o más años.
Actualmente la educación básica comprende:
Preescolar, educación primaria y secundaria es la etapa de formación de los individuos en la que se desarrollan las habilidades del pensamiento y las competencias básicas para favorecer el aprendizaje sistemático y continuo, así como las disposiciones y actitudes que regirán su vida. Lograr que todos los niños, las niñas y adolescentes del país tengan las mismas oportunidades de cursar y concluir con éxito la educación básica y que logren los aprendizajes que se establecen para cada grado y nivel son factores fundamentales para sostener el desarrollo de la nación.
En una educación básica de buena calidad el desarrollo de las competencias básicas y el logro de los aprendizajes de los alumnos son los propósitos centrales, son las metas a las cuales los profesores, la escuela y el sistema dirigen sus esfuerzos.
Permiten valorar los procesos personales de construcción individual de conocimiento por lo que, en esta perspectiva, son poco importantes los aprendizajes basados en el procesamiento superficial de la información y aquellos orientados a la recuperación de información en el corto plazo.

También se denomina educación al resultado de este proceso, que se materializa en la serie de habilidades, conocimientos, actitudes y valores adquiridos, produciendo cambios de carácter social, intelectual, emocional, etc. en la persona que, dependiendo del grado de concienciación, será para toda su vida o por un periodo determinado, pasando a formar parte del recuerdo en el último de los casos.
La función de la escuela es ayudar y orientar al educando para conservar y utilizar los valores de la cultura que se le imparte (p.ej. la occidental -democrática y cristiana-), fortaleciendo la identidad nacional. La educación abarca muchos ámbitos; como la educación formal, informal y no formal.
Pero el término educación se refiere sobre todo a la influencia ordenada ejercida sobre una persona para formarla y desarrollarla a varios niveles complementarios; en la mayoría de las culturas es la acción ejercida por la generación adulta sobre la joven para transmitir y conservar su existencia colectiva. Es un ingrediente fundamental en la vida del ser humano y la sociedad y se remonta a los orígenes mismos del ser humano. La educación es lo que transmite la cultura, permitiendo su evolución.
Las instituciones educativas atraviesan tiempos difíciles, debido a que en la actualidad la escuela cumple funciones que van más allá de la mera transmisión de conocimientos socialmente válidos y la formación de un ciudadano responsable. La vida escolar se encuentra conmovida y desbordada por las acciones y demandas de los sujetos con carencias afectivas, económicas y sociales. Hoy la escuela, forzosamente debe cumplir funciones de contención, apoyo, alimento, y hasta a veces, se ve cumpliendo funciones que tradicionalmente correspondían al grupo primario. Todo ello complejiza su función y desempeño en la sociedad, y, si bien la escuela esta invadida por un orden conflictivo; todavía posee servicios valorados y un reconocimiento en la comunidad, al decir de Mirta Poggiolini de Cano: “Sigue siendo una institución significativa tanto para el alumno como para sus padres de ser escuchados”¹.
Es en la escucha, donde la psicopedagogía adquiere importancia, donde logra su lugar… en la escuela. Cabe advertir que no cualquier escucha, sino una escucha clínica conjugada con una mirada que va mas allá de los decires, que intentan rescatar al aprendiente como sujeto autónomo y creador de conocimientos, desplegando al máximo sus posibilidades y disminuyendo, o en lo posible, eliminado sus dificultades.

¹     Poggiolini de Cano, Mirta. La escuela en tiempos alterados: propuesta desde la psicopedagogía. Buenos Aires. Editorial Lugar. 2005. Pág. 15.


Nos acercamos al campo de trabajo con el supuesto que cuando el vinculo: docente-alumno es optimo y positivo, la escuela es un lugar donde el niño puede recrear y nutrir su subjetividad, como sostiene Silvia Schlemenson: “…en la escuela el niño constituye, con su maestra y sus compañeras, un nuevo espacio, el escolar, en el que se produce un nuevo entramado de relaciones, informaciones y conocimientos que enriquecen su psiquismo y potencian su actividad creadora, pensamiento y aprendizaje”.²


La intervención docente

La intervención significa” tomar parte en un asunto, interceder o mediar por alguien” (Diccionario de la Lengua Española, RAE pp 876, ,22ª edición).  
La intervención docente procura pues, participar, mediando entre contenidos y alumnos, constituyéndose en un proceso de diseño de situaciones educativas consistente en análisis, toma de decisiones y articulación de las mismas especificando una propuesta organizada en un “proyecto concreto de actuación educativa”.
Este complejo proceso tiene como propósito impactar, movilizando el desarrollo y por ende el aprendizaje.
Es imposible imaginar la intervención docente sin tener en cuenta el aula, como uno de los escenarios principales, configurada como un microsistema, definido por espacios, con una organización social, con relaciones interactivas, con distribución de tiempos, con un determinado uso de recursos materiales, etc, en una íntima relación.
El aula es el espacio privilegiado, para construir las relaciones que contribuyen a la formación de identidades tanto individuales como grupales. Para que sucedan estos acontecimientos es preciso establecer acuerdos, límites, normas, contratos.
En definitiva el aula es el escenario, portador de múltiples significados.
 A los efectos tendremos en cuenta algunos aspectos:
· Conocer a todos y cada uno de los integrantes del aula.

² Schlemeson, Silvia. El aprendizaje un encuentro de sentidos. Buenos Aires. Editorial Kapeluz. 1998. Pág. 51


· Tener en cuenta que las situaciones las creamos en conjunto en el día a día.
· Dar la oportunidad del compromiso en la comunicación: aprender a escuchar, aprender a hablar.
· Promover el ser buenos receptores de todos los lenguajes.
· Diversificar las estrategias para que los alumnos/as interactúen entre ellos.
· Crear un clima acogedor, habilitando el hablar, reír, mirar, favoreciendo la autoestima y la construcción del auto concepto.
En este escenario vivo, consideramos fundamental el uso del tiempo. El tiempo de aprender y el tiempo de vivir no están separados.
Esta etapa requiere mantener cierta regularidad en la organización temporal de las actividades, ya que este aspecto generará seguridad y confianza elementos indispensable
para obtener éxito en el aprendizaje.
La cuestión no es si hay que intervenir en la actuación de los alumnos, sino cómo hay que hacerlo para favorecer el desarrollo cognitivo de los mismos.
Con la finalidad de impactar, promoviendo verdaderos saltos cualitativos en el desarrollo, es preciso que el docente disponga de las herramientas que lo habiliten para ese” tomar parte”.
En primera instancia debe tener claro qué hay que hacer, por qué y cómo hacerlo.
Ese por qué se justifica en el saber acerca del acceso a los conocimientos que poseen los  
niños/as en el marco de las teorías del aprendizaje.
En forma breve se enunciarán algunos enfoques a fin de que sirvan como punto de partida para tomar las decisiones (cómo) en el momento de diseñar las prácticas (cómo/ qué hay que hacer).
Vigotsky pone énfasis en la actuación en la zona de desarrollo potencial del alumno (ZDP). Sostiene que la acción educativa debe posicionarse en esa zona imaginaria (nivel de desarrollo efectivo-lo que el alumno sabe hacer por si solo y el nivel de desarrollo potencial, donde situamos aquellas cosas que sólo sabemos hacer si nos ayuda alguien
Se destaca en este enfoque la necesidad del intermediario, cuyo punto de partida es el medio social, privilegiándolo en el desarrollo de las estructuras de conocimiento.





El niño no se abandona a su capacidad de descubrimiento aislado, sino que se lo habilita a establecer el diálogo con la realidad, buscando en forma compartida con sus pares y adultos, permitiendo que el mismo niño asuma el control de su actividad...”la educación es para él una forma de diálogo, en que el niño aprende a construir conceptualmente el mundo con la ayuda, guía y “andamiaje” del adulto”.
El docente podría tratar de tener bien definido lo que pretende conseguir con cada una de las propuestas, y si es posible también importa que los alumnos conozcan las mismas. La consecución de los objetivos propuestos, deberían constituirse en experiencias valiosas para los alumnos, favorecedoras de encuentros cooperativos, que impulsen a la realización de actividades con compromiso en un clima de tolerancia.
Las propuestas deben ser pensadas en virtud de la singularidad del alumnado, que se conecten con su vida personal y social, con su cultura y con su modo de ver el mundo.
El docente debe disponer de un bagaje de herramientas que le permitan atender a las diferentes demandas que aparezcan en el transcurso del proceso. Es imprescindible prever propuestas de actividades articuladas y situaciones que favorezcan los intercambios. A su vez, la planificación tiene que serlo suficientemente diversificada que permita incluir actividades y momentos de observación del proceso que siguen los niños. Esa planificación es una previsión de intenciones, un plan de intervención entendida como un marco flexible para orientar la enseñanza.
· Tener en cuenta los aportes y los conocimientos de los alumnos, tanto al inicio como en el transcurso del proceso. Es importante considerar el bagaje de los alumnos, algunos habrán tenido múltiples oportunidades de enfrentarse a saberes validados por la comunidad ,de participar en actividades conjuntas .Muchos habrán interactuado con adultos de su contexto familiar en actividades de exploración de la realidad física, natural o cultural o han participado en eventos diversos que han permitido construir un cúmulo de saberes y procedimientos que le habilitan a desarrollar estrategias para aprender .Otros no han tenido quizás esas oportunidades y el momento se da en el intercambio en el contexto educativo.
· Ayudarlos a encontrar sentido a las actividades que realizan. Incentivar en todo momento el interés por aprender. Para esto es necesario que encuentren atractivas las propuestas. Esto los movilizará a hacer los esfuerzos necesarios para alcanzar el aprendizaje. Al valorar su propio trabajo se potenciará el deseo de emprender y
continuar avanzando en ese proceso personal. 
· Establecer retos y desafíos que estén al alcance de los niños. Para que sucedan los avances cualitativos es preciso desafiar esos conocimientos que se poseen y posibilitar las modificaciones. Es preciso prestar atención al ajuste entre la propuesta y las posibilidades de los niños. Esto significa cuestionar la homogeneización de las propuestas. Las mismas contemplarán que las actividades no resulten tan obvias que decaiga el interés por su realización, ni tan inalcanzables que frustren el deseo por solucionarlas”...las tareas a realizar procuren al pequeño retos que, al mismo tiempo que son ajustados a sus conocimientos, habilidades intereses y proyectos de desarrollo, le inciten a progresar hacia niveles más avanzados.
· Ofrecer ayudas adecuadas en el proceso de construcción de los alumnos, teniendo en cuenta los avances que realiza y los obstáculos que se le presentan .Una adecuada intervención no puede darse sin la ayuda. Esta ayuda debe acompañar a los retos y exigencias, siendo tanto de índole intelectual como emocional .Los tipos de ayuda deben diversificarse: utilizar la interrogación o presentar tareas que requieran diferente nivel de realización; facilitar respuestas positivas, mejorándolas; estimular permanentemente el progreso personal También deben diversificarse las actividades, proponer diversas o niveles opciones posibles de realización.
· Promover la actividad mental auto estructurante. Proponer actividades que posibiliten se pongan en juego las habilidades que poseen los alumnos para participar del propio aprendizaje. Si bien esto implica un nivel importante de complejidad, es interesante intentarlo si apostamos a un aprendizaje estratégico. Es importante solicitar explicaciones, utilizar el lenguaje para la generalización en diferentes situaciones y contextos. Son necesarios el diálogo y el debate tanto como la observación y la manipulación.
· Potenciar el desarrollo de la autonomía y facilitar que los alumnos aprendan a aprender. En las aulas de esta etapa debe darse un cambio en las intenciones de los educadores para que su intervención se dirija a que los niños aprendan a tomar decisiones de forma cada vez más consciente y personal .Es menester observar los procesos individuales para retirar las ayudas en el momento oportuno y asegurarse que los alumnos están adquiriendo estrategias propias Habrá que fomentar la realización de actividades en que deban actualizar y utilizar los conocimientos adquiridos.”Para que los alumnos desarrollen formas de pensar y aprender reflexivas, autorregulada y cada vez más estratégicas, deberían tenerse en cuenta algunos principios: a) promover una relación afectiva que proporcione al niño seguridad para explorar su cognición. La estrecha vinculación afecto-pensamiento es prioritaria para entender el desarrollo y los aprendizajes que van realizando los niños. El sentirse valorado optimiza sus acciones, la seguridad le ofrece oportunidades para explorar sus posibilidades cognoscitivas, de poner en juego sus recursos; b) la actividad mediadora del docente, siguiendo la metáfora de la cesión del control, progresará desde situaciones más dirigidas, siendo él quien propone formas de actuar, hasta situaciones en las que el propio niño decide su actuación y es capaz de justificar o poner de manifiesto su elección.
A modo de cierre, la intervención del docente en la construcción de ese escenario donde confluyen las intencionalidades, el esfuerzo y las acciones de un conjunto de protagonistas que apuestan a mejorar los aprendizajes de los niños, movilizados por el afecto y la solvencia técnica que se requieren en una obra de tal magnitud.
..”El éxito del proceso de enseñanza y aprendizaje depende en gran medida de la capacidad de aquel que guía el proceso para subir y bajar oportunamente el nivel de exigencia, para adecuarlas demandas y las ayudas al nivel de competencia que el niño ya tiene y a las capacidades de que dispone para acceder a nuevos niveles manteniendo al mismo tiempo el interés del niño por la tarea y promoviendo en él un sentimiento de confianza en sus posibilidades de ejecución”.


A partir de lo mencionado una intervención con aporte psicopedagógico debería:
Lograr el interés en la apropiación del conocimiento así como su ampliación y
extensión. Pensando en el lugar que ocupa la misma y descubrir la necesidad y/o deseo de realizar las distintas actividades escolares propuestas en la institución escolar.
Se necesita brindar a los niños múltiples posibilidades y acercamientos al conocimiento. Atendiendo así la singularidad de cada uno.
 Se buscara trabajar en situaciones donde el respeto y espacio del otro no sea algo a transgredir sino algo que compartir. 
Será necesario brindar situaciones de enseñanza y aprendizaje en un contexto comunicacional para encontrar el sentido a las tareas escolares.
De esta manera nuestro aporte a la intervención docente sería de gran utilidad y beneficio para el proceso de enseñanza – aprendizaje.





BIBLIOGRAFIA


DELVAL, J (1999). “Aprender en la vida y en la escuela”. Madrid. Morata

SCHLEMENSON, Silvia. “El aprendizaje un encuentro de sentidos”. Buenos Aires. Editorial Kapeluz.1998. Pág 51

BRUNER, J (1988) “Desarrollo cognitivo y educación”. Selección de textos por Jesús Palacios. Madrid. Morata.

Diccionario de la Lengua Española, RAE  pp  876, 22ª edición.

Vigotsky, Lev (1978): “El desarrollo de los procesos psicológicos superiores”. Barcelona, Grijalbo.

Molina, Lourdes (1997) “Participar en contextos de aprendizaje y desarrollo” Bases psicopedagógicas para proyectar y compartir situaciones educativas. Barcelona Ediciones. Paidós.
 

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