Universidad Nacional de Lomas de Zamora
Facultad de ciencias sociales
Carrera psicopedagogía
Diagnóstico para las dificultades del aprendizaje.
EQUIPO DOCENTE:
PROF. TITULAR: Prof. Lic. Nélida A. Moschetto
PROF. ASOCIADO: Prof. Lic. Gustavo E. Arriondo
J. T. P. Prof. Psp. Andrea Aloi
ALUMNOS
Gomez Alejandra
Herrera Silvina
Monografía: Malestar social, malestar escolar y malestar docente.
2º cuatrimestre 2010.
Introducción
A través del siguiente trabajo de investigación nos propondremos realizar un análisis sobre la interrelación que se presenta entre el malestar social, el malestar escolar y el malestar docente.
Comprendemos que el contexto de nuestra sociedad actual genera nuevos campos de intervención en psicopedagogía, por ello intentaremos situarnos desde una mirada critica para redefinir estos nuevos campos de intervención teniendo una posición critica del presente y de estos fenómenos.
Desarrollaremos en primer lugar la definición de cada uno de estos temas, para luego interrelacionar estos fenómenos. Creemos necesario exponer las dificultades de aprendizaje que se generan a partir de ellos y por ultimo concluir con un análisis del lugar que el psicopedagogo ocupa ante estas dificultades de aprendizaje para realizar una reflexión sobre las mismas.
Intentaremos reflejar en este trabajo el espacio que ocupa la escuela para los niños que asisten a ella. La escuela es un espacio de construcción de la subjetividad, es un espacio clave para el intercambio de conocimiento como también el lugar en el cual los niños confrontan con otras realidades diferentes a las percibidas individualmente. Permite conocer nuevos mundos y genera saberes que van más allá de los conocimientos.
Por ello comprender el por que de estos malestares en un espacio tan importante, permite generar nuevas visiones y nuevos modos de actuar ante ellos.
Malestar social, malestar escolar y malestar docente.
Es fácil reconocer que nuestra sociedad permanece en deuda con millones de personas que viven diariamente en condiciones de extrema precariedad y confrontados al horror del hambre. Las inequidades se consolidan y se naturalizan a lo largo de las ultimas décadas, pobreza, exclusión, indiferencia son causa y al mismo tiempo manifestación del malestar social.
El contexto de nuestra actual sociedad de mercado se caracteriza por carecer de puntos de apoyo y figuras de autoridad, normas y reglas se encuentran con un vacío de sentido social. Nos encontramos en forma permanente dentro de una carrera constante por mejorar y perfeccionarnos sin tener bien en claro hacia donde vamos y sin la certeza de conseguir lo que buscamos. Vivimos en incertidumbre y con sensaciones de culpabilidad, de estar en falta permanentemente. En general, la sociedad presenta una depresión vinculada a la falta de perspectivas y a la frustración de los propios objetivos.
Por otro lado se presenta la realidad de las poblaciones marginadas. La población que vive en pobreza produce formas determinadas de vivir y concebir la realidad. Su malestar es producto de sus condiciones de vida, en donde el hambre, la inseguridad y la violencia son manifestaciones de este fenómeno. Las familias carenciadas de nuestra sociedad se definen por la inestabilidad laboral, habitacional y familiar.[1] El grupo familiar se estructura en general, sobre una madre con numerosos hijos, padres ausentes o violentos, nuevas parejas, familias que incluyen abuelos y tíos en una misma vivienda precaria. Como consecuencia de esta inestabilidad se produce una imposibilidad de proyectar a futuro, se vive en situación de inmediatez.
Ante este malestar social nos preguntamos ¿que lugar ocupa la escuela hoy?
Según un informe [2] del Ministerio de Educación de la Nación; desde el año 2002, son alrededor de 250.000 mil alumnos los que repiten cada año, más de 177 mil niños de 6 a 14 años están fuera del sistema escolar. Medio millón de jóvenes de 12 a 17 años no cursan la secundaria, 90.000 finalizan con materias pendientes que nunca rinden, y la comparación entre escuela privada y pública tiene un contraste que afirma la fragmentación y la desigualdad educativa entre los jóvenes. Los indicadores de la escuela pública son 23 % de abandono y 13 % de repitencia; contra el 1.1 % y 4.4 % de la escuela privada.
Asi se presenta el fenómeno que pone en cuestion el malestar escolar: “la escuela publica esta en crisis”.
La pobreza, el trabajo, embarazo y adicciones figuran como realidades que aumentan la deserción y otras falencias en la educación de los jóvenes. El no tener un contexto familiar y social que los contenga, provoca que los problemas de repitencia degeneren en abandono. Si a eso le agregamos que muchos jóvenes acarrean con la obligación de ayudar económicamente en sus hogares, el panorama empeora.
Un estudio de la UNESCO realizado en 2007, informa que el 20 % de los chicos de las Zonas urbanas entre 5 y 14 años trabajan por alguna paga ó en sus casas.
Una encuesta del Ministerio de Trabajo de la Nación y la OIT. en 2006, arroja que en las zonas rurales, uno de cada cuatro niños realiza tareas vinculadas al autoconsumo, como el cultivo y la cosecha agrícola, el cuidado de animales ó la construcción de la vivienda familiar.
El embarazo infantil y adolescente, es otro de los factores, se revela que por año unas 3.000 chicas de entre 10 y 14 años se convierten en madres niñas. Las estadísticas estatales dan cuenta de 100.000 nacimientos por año con madres entre 15 y 19 años.
Los datos del organismo oficial Indec demuestran que en 2006, de los jóvenes que terminaron la escuela secundaria, el 72,5% pertenecía a hogares no pobres, mientras que el 28,4% provenía de familias pobres.
De esta manera la educación parece ser un lujo al que sólo puede acceder un sector de la sociedad.
La escuela solo se encuentra preparada para afirmar el dogma de la uniformidad, ignorando las diferencias culturales y socioeconomicas.
La subjetividad de los niños de los sectores carenciados, se encuentra muy vulnerada. En estos sectores poco se alienta al dialogo en el niño, los adultos no acostumbran a escucharlo, ni ejercitar sus relatos. Cuando estos niños ingresan a la escuela suelen no comprender la lengua hegemónica y sus códigos. El lenguaje de estos niños es corporal, es un lenguaje de acción, en donde el pensamiento es esencialmente concreto, ya que la cotidianeidad de estos niños es tan dura y concreta que dificulta la intelectualizacion y la abstracción. Sus códigos comunicativos se caracterizan por lo gestual sobre lo verbal. Otro rasgo de estas poblaciones es la violencia, la ley del más fuerte, que luego se traslada a la escuela.
Es de esta manera, que al ingresar a la escuela, su cultura no suele coincidir con los requerimientos de esta. La cultura de origen es así despreciada e ignorada. Los niños se autodesvalorizan y rechazan la escolaridad, por ser algo extraño a sus vivencias y necesidades cotidianas. Desde la escuela se argumenta que la experiencia insuficiente del hogar, es la causa principal que no permite la transmisión de los patrones culturales necesarios para los diferentes aprendizajes escolares y de la sociedad en general. Para enseñar sostienen la idea de que el alumno no sabe nada y que en la escuela solo se puede instruir al niño. Se generan así fracasos escolares[3], fracasos de la escuela, debido a la imposibilidad de esta institución de adaptarse a las características psicosociales y culturales de la sociedad a la cual debe asistir, al subestimar patrones culturales y al priorizar la asimilación y la acomodación de los valores sociales de grupos elitistas.
Coincidimos con Jaime Tallis al referirse a la “trampa”[4] que esta situación encierra, ya que la escuela cumple el rol fundamental para el avance social y el mejoramiento económico y al ser las clases mas desfavorecidas las que menos accesos tiene a la educación se produce la acentuación de las diferencia y se mantiene esta realidad.
La escuela en nuestra actualidad se olvida del sujeto del conocimiento, se olvida del niño que es actor y artífice de todos sus aprendizajes. Situación que retomaremos mas adelante.
También los docentes son víctimas del cuestionamiento, al ser cuestionados sus saberes y roles, se produce en ellos una insatisfacción por su profesion. Aparece de esta manera y en relación con el malestar social y escolar, el malestar docente.
Actualmente se tiende a definir a este malestar como síndrome de burn-out[5]. Este síndrome es una patología laboral que se caracteriza por ser un tipo de estrés psicosocial de profesionales relacionados con tareas asistenciales, en las cuales los sujetos están fuertemente involucrados.
Los síntomas característicos de éste síndrome son:
v Agotamiento emocional: Se observa cansancio, fatiga ante la exigencia de la tarea lo que lleva al desinteres, irritabilidad y abatimiento
v Despersonalización: actitudes negativas y de insensibilidad con el medio. El sujeto comienza a aislarse, a presentar actitudes negativas ante el medio que lo rodea, por lo cual surgen respuestas negativas. Sus conductas suelen ser de eticamiento despectivo y tiende a culpabilizar a otros frente a sus propios errores.
v Falta de realización personal: desinterés hacia el trabajo, autoevaluación negativa, aparecen ideas de incompetencia personal. Sus vivencia son sentidas como fracaso lo que se observa en la baja autoestima del sujeto.
Se conocen tres fases evolutivas del síndrome:
v Fase de stress laboral: es aquella en la cual se producen los desajustes entre la demandas laborales y los recursos humanos y/o materiales para atenderlos.
v Fase de exceso o sobre carga: al dar respuestas a este desajuste, realiza un esfuerzo o exceso de trabajo, tanto mental como físico, presentándose así los primeros síntomas.
v Fase de enfrentamiento defensivo: en esta etapa es notable el cambio de actitudes y conductas los cuales llevan a la aparición del síndrome.
Las consecuencias pueden ser muy graves dependiendo del sujeto, el deterioro de la calidad de vida puede llevar al abandono del trabajo, al abuso de drogas y a hasta conductas suicidas.
No hay dudas de que el malestar escolar incide en el funcionamiento de la institucion. La deshumanizacion, el deterioro de la enseñanza y el aumento de costos economicos y humanos son usuales ante este fenómeno.
Desde una perspectiva psicoanalítica Anny cordié comprende el malestar docente como una fobia “…la fobia es un miedo pánico desencadenado por un objeto o situación que actúa como señal de angustia…” [6] señala que estos objetos concentran toda la problemática del sujeto, representan al mismo tiempo goce y prohibicion, deseo y represion.
Cuando el docente expresa el porque de su evitamiento a la situación de la clase (lo cual lo diferencia de otras fobias) aparece en primer lugar el sentimiento de tener demasiadas responsabilidades que asumir y ser incapaz para hacerlo. Anny cordié observa que esta impresión deriva de una gran culpabilidad en este sujeto. Aparece así el miedo, la incapacidad, la impotencia, el sentimiento de estar desbordado y sobre todo de no ser comprendido y sostenido por las instancia responsables. Las demandas que proceden del Otro–sociedad, sistema educativo, padres, son factores de desestabilización que pesan sobre el docente. Al docente se le exige que debe concurrir a la escuela, que debe enseñar y tener éxito. Mientras tanto observamos la existencia de un malestar social que repercute en la escuela generando el malestar escolar. Resulta interesante para nosotras la distinción que realiza la autora entre la impotencia y lo imposible, ciertas aspiraciones e imperativos son del orden de lo imposible en nuestro sistema educativo, esto no es percibido de esta manera por el docente que lo siente como impotencia. Aquí aparece un sujeto que se cree impotente y por lo tanto culpable, su fracaso parece ser una herida narcisista con todas las consecuencias psíquicas que esto conlleva.
De esta manera el enfoque psicoanalitico sobre el malestar docente busca comprender al sujeto, a la estructura subyacente que lo sostiene y lo distingue.
Se comprende desde esta visión que el factor desencadenante es la angustia de castración, en donde el cuestionamiento de sus saberes, de sus cualidades y su imagen produciría una angustia que generaría la descompensación. Es por ello que se enfatiza la necesidad para la recuperación, de asumir su malestar, reapropiándose subjetivamente del síntoma.
Cotidianamente percibimos el malestar docente en el estado de insatisfacción ó crisis personal que presentan los maestros, sobre todo en sectores carecidos, debido a la desvalorización social que hoy presenta su función. Podemos observarlo claramente a través de los medios de comunicación[7], que muestran constantemente casos en donde el rol docente aparece humillado y ridiculizado, enfatizando que algo del docente se ha perdido, cuando en realidad, el contexto en que vivimos presenta nuevas características que aun hoy, no han podido ser procesadas por el sistema educativo.
En medio de la incertidumbre y entre diferentes discursos los docentes toman decisiones equivocadas. A través del aplazo, como única arma se genera repitencia, de igual modo se suele aprobar las materias del alumno sin conocer cual fue su aprendizaje.
Los docentes no motivados tienen más problemas en sus desempeños y sabemos que un estudiante jamás aprende lo que se enseña desapasionadamente.
Se pueden mencionar numerosas causas que originan estas respuestas de los docentes: descontextualización de las prácticas docentes respecto del curriculum, dificultad de trabajo en grupo de los equipos directivos, priorización de los procedimientos de organización y administración por sobre lo pedagógico, episodios de violencia, formación docente que no es acorde con las necesidades regionales y locales, desactualización de marcos referenciales del trabajo institucional, dificultad para mantener un buen clima institucional.
Según Benbenaste[8], la calidad de vida de una sociedad depende del nivel alcanzado de las mediaciones simbólicas [9] de allí la importancia de la educación como espacio generador de estas mediaciones. Son los vínculos de Poder que en una sociedad se establezcan lo que determinara la calidad de estas mediaciones y con ello la calidad de vida de los sujetos.
En las escuelas estos vínculos de poder se dan entre alumnos y docentes; entre docentes y sus superiores. De este modo se suceden vínculos en los cuales uno ejerce poder sobre otro.
Comprendemos que dentro del aula es necesaria una relación asimétrica de autoridad [10] entre docente y alumno. A partir de este vínculo el alumno puede ser estructurado por el docente, lo que llevaría a mejores mediaciones simbólicas y a potenciar los aprendizajes. A diferencia de los vínculos actuales en que se manifiesta un nivel de autoritarismo que empobrece las mediaciones y por tanto la posibilidad de simbolizar.
Lo mismo sucede en el caso de los docentes, a raíz de las exigencias que sufren por parte de superiores, padres, alumnos y del sistema general y sin herramientas no logran sobrellevar tantas exigencias. De este modo observamos las consecuencias del malestar docente en donde estos se presentan como sujetos disciplinados que llevan acabo sus tareas por obligación, así pierden el sentido de su tarea especifica y se sienten desbordados, esto lleva a la disconformidad que repercute en el cuerpo.
El docente se vuelve de este modo reproductivo, rutinario, desactualizado y autoritario.
Al no tener ingresos para actualizarse, realiza cursos de bajo nivel solo para obtener un puntaje, trasformándose él también en una mercancía. Resulta Autoritario, ya que el docente como sujeto de conocimiento presenta el saber al alumno como acabado, como absoluto, el saber pasa a ser un producto del mercado, que no compromete la comprensión y cercena la libertad de pensamiento a la pasividad. Por otro lado esto lleva al alumno, como sujeto de aprendizaje, a lo memorístico, a lo repetitivo y a lo insignificante del aprendizaje.
Es así como el aprendizaje se reduce a un acto de desciframiento de signos arbitrarios carentes de sentido, se niega al niño el placer de aprender, se le niega crear y descubrir. Como consecuencia de estos malestares se presenta un niño sin interés y sin autonomía en sus aprendizajes.
En general se busca adaptar las conductas del sujeto, al no existir espacios para el intercambio y para la diversidad, se forman sujetos pasivos y dependientes, carente de inquietudes y deseos, de enriquecimiento y cambio.
Es por ello que debemos pensar como los alumnos terminan siendo desnutridos escolares, niños con un sentimiento de desesperanza, de perdida de confianza en el otro, de derrota. La experiencia escolar resulta tan frustrante para estos niños que se observa en ellos la sumision propia del resignado.
Creemos oportuno resaltar el sigiente fragmento de Paulo Freire[11] para concluir con nuestro trabajo:
“les dije [a un grupo de intelectuales que “viven bien”]: ¿se imaginaron ustedes si Brasil experimentara una revolucion grande, y un mes despues, vinieran los primeros cambios en la educacion, en la produccion, todo, y llegaran a sus casa sus nietos diciendo: “mira abuelo, yo estoy confundido por que en casa mi madre y mi padre dicen “ la gente llegó” y hoy en la escuela yo escribi eso y la maestra me puso una raya roja y escribio arriba “la gente llegamos”[12], y dijo que ahora eso es la verdad. ¿que pasaría con nuestros hijos o nuestros nietos?
Ellos respondieron: “seria un caos en el mundo interno del niño”. “Bueno, digo yo, esto es lo que hacemos con los niños populares desde que inventaron Brasil. Es tiempo de no hacer mas esto”. Mi propuesta no es hacerlo con los niños que nacen bien, pero tampoco hacerlo con los niños que nacen bien pero viven mal.”
Conclusión
Hemos logrado a través de nuestro análisis comprender un poco mas sobre los malestares que repercuten en los aprendizajes de los alumnos actuales. Conocer sobre estos fenómenos, permite afrontarlo, no naturalizarlos ni tampoco negarlos.
Como futuras psicopedagogas, tenemos la importante tarea de llevar a nuestro campo de intervención una nueva mirada sobre la diversidad. Una mirada critica que no se conforma con palabras simples y bonitas ante la desigualdad y la exclusión. Para lo cual es necesario construir espacios de intercambios, de sentido y creación, para que los nuevos sujetos alumnos puedan comprender el mundo en el que viven y desenvolverse en el como sujetos críticos y autónomos.
La escuela debe tener en cuenta las subjetividades, los conflictos y con ello estos malestares, para crear una atmosfera segura, que propicie la reflexión entre padres, alumnos, docentes y directivos, fomentando el interés y produciendo un conocimiento que enriquezca la vida de las personas.
Bibliografía
v Benbenaste, N.; Delfino, G. I. & Zubieta, “Psicología Política y Social”. Cooperativas. Buenos Aires. 2004 Cap. 4.
v Cordie, Anny. “malestar en el docente. La educación confrontada con el psicoanálisis”. Nueva visión.1998
v De Lajonquiere L. : Infancia e Ilusión Psicopedagógica Psicoanálisis y Educación- Nueva Visión-2003
v Elichiri N. “Fracaso Escolar-Fracaso de quien” - Revista Actualidad Psicológica –Diciembre 2000
v Fiedotin M. “Des- enseñar. Psicopedagogía, fracaso escolar y marginación”. Cátedra Psicopatología del Desarrollo - Facultad de Ciencias Sociales (UNLZ)2006
v ROSBACO, I. “El desnutrido escolar – Dificultades de aprendizaje en los niños con contextos de pobreza urbana”.Homo Sapiens Buenos Aires 2000. Cap “El desnutrido escolar” y “No obstante, la escuela puede”.
v TALLIS, J y otros. “Dificultades en el aprendizaje escolar”.Miño y Dávila. Bs.As 1993. Cap. 3: Artículos 1, 5 y 6
Artículos y trabajos de investigación de Internet
- www.monografias.com › Educación
Articulo periodístico
· Moreno Liliana “en busca de la autoridad perdida”.clarín. Argentina. 8 de marzo del 2009.Pág. 6. Guía de enseñanza.
[1] TALLIS, J y otros. “Dificultades en el aprendizaje escolar”.Miño y Dávila. Bs.As 1993. Cap. 3: Artículo 5.
[2] www.scribd.com/doc/17287090/Desercion-Escolar
[4] TALLIS, J y otros. “Dificultades en el aprendizaje escolar”.Miño y Dávila. Bs.As 1993. Cap. 3: Artículo 5 Pág. 120.
[6] Cordie, Anny. “malestar en el docente. La educación confrontada con el psicoanálisis”. Nueva visión.1998
[7] Ver anexo nota periodística: Moreno Liliana “en busca de la autoridad perdida”.clarín. Argentina. 8 de marzo del 2009.Pág. 6. Guía de enseñanza
[8] Benbenaste, N.; Delfino, G. I. & Zubieta, “Psicología Política y Social”. Cooperativas. Buenos Aires. 2004 Cap. 4.
[9] mediaciones significa lo opuesto a inmediatismo lo que conlleva a simbolizar.
[10] Autoridad es un tipo de vínculo en el cual se pone en juego las condiciones históricamente disponibles para simbolizar. En el vínculo autoritarista en cambio reduce esa posibilidad.
[11] Fragmento de conversando con educadores, CIDC, Montevideo.
[12] “ la gente llegamos” es la forma que se utiliza en el lenguaje popular de Brasil, en lugar de “ la gente llego”
Muy interesante la monografía
ResponderEliminarFelicitaciones