miércoles, 24 de noviembre de 2010

Trabajo de investigación: “¡Por qué no le da algo!” La Medicación en la infancia


Equipo docente:
Titular: Prof. Lic. Nélida Moschetto
Prof. Asociado: Prof. Lic. Gustavo Arriondo
Jefa de T.P: Prof. Psicop. Andrea Aloi



 
Segundo Cuatrimestre del 2010
 
 
Trabajo de investigación:
“¡Por qué no le da algo!”
La Medicación en la infancia

Integrantes:
·       Caamaño Jesica D.N.I 31.262.392
·       Coopracevich Hebe D.N.I 30.951.359







Índice

  • Introducción…………………………………………………………..    3
  • Historia de la medicación …………………………………………….   4
  • Medicación mas utilizada……………………………………………..   6
  • Psicofármacos en la infancia…¿A favor o en contra?.........................  9
  • Tratamiento Interdisciplinario ……………………………………….. 12         
  • Conclusión …………………………………………………………….   14
  • Bibliografía ……………………………………………………………   15



































Historia de la Medicación












































































Psicofármacos en la infancia…¿A favor o en contra?

“Una fila de niños espera recibir su “pastilla”, todos son compañeros del mismo curso. Ellos lo asumen como algo “natural” que forma parte de sus experiencias escolares. “Estáis muy tranquilos hoy”, comenta el profesor. “Es que tomamos la Ritalina”, responden los niños a coro. Se nombran así mismos con un “yo soy ADD”, rasgo con pretensión de identidad que espera capturar algo del “ser” y no así de un “modo de estar” de los niños en la escuela”.[1] (Episodio de la serie animada South Park)
Es con esta cita, que pretendemos, así como nos sucedió a nostras, situadas desde la práctica psicopedagógica, abrir un espacio para problematizar, cuestionar, y focalizar en este tema tan actual, y cercano: “la medicación en la infancia”.
Queremos centrarnos, en la naturalización actual de la medicación, retomando nuestra tesis central: “¡Por que no le da algo!”. Esta cuestión, este pedido, nace desde diferentes instituciones, desde las familias, desde las escuelas, y todos los integrantes de estas, hasta los profesionales, afectados e inmersos en el paradigma de la depresión, quienes sienten que un medicamento, puede colaborar a mejorar el estado del niño, o a aliviar su rol de adulto.  Enmarcado en esta situación, a través de la medicación, el adulto delega su responsabilidad, su lugar, para poner en ese lugar pura y exclusivamente al medicamento, “Es más fácil pensar que una pastilla puede solucionar un problema, que pensar que se trata de un proceso”[2]
Este nuevo lugar de los psicofármacos en la sociedad, generó diversas posturas, ya sea a favor o en contra de los mismos.
Desde la primera postura mencionada, podemos citar lo ocasionado en  New York en donde se generó una gran polémica en los periódicos de dicha ciudad, acerca del uso de los psicofármacos. Esta polémica se sostuvo por la Iglesia de Scientologia, la cual defendía los derechos humanos y abogaba a favor de la no utilización de psicoestimulantes, ya que afirmaban producir efectos tóxicos y o adictivos. Fue a partir de esta acusación que las  autoridades sanitarias de los Estados Unidos comenzaron con la investigación respectiva, la cual finalizó en la negación de tal afirmación. Aunque esta situación no pudo acabar con la convicción de estas personas acerca de las desventajas y los riesgos que acarrea tal medicación.
Otra manifestación en contra de la medicación, es la que brinda el medico psicoanalista  Gratch Luis Oscar, quien desde su lugar, toma  posición, y plantea lo siguiente:
                 
“(…) los psicofármacos no son la panacea que resuelve mágicamente todos los problemas. Pero es mucho lo que se ha avanzado en su conocimiento y utilización en la tarea clínica. Hacer un uso de estos como único recurso es un reduccionismo inadmisible e implica renunciar a los probados beneficios de los tratamientos multimodales.
Rehusarse a su utilización cuando conocemos las ventajas que proveen ( y contando con la posibilidad de evitar los efectos secundarios indeseables) puede reflejar una obstinación incompatible con una actitud científica.”[3]

La idea central que guía el discurso negativo en torno de la medicación, es la certeza de que lo único que se hace con esta es enmascarar un problema de fondo, acallar, eliminar los síntomas, los cuales solo se expresan metafóricamente hablando, como  la punta de un iceberg, pero lo importante de esto, es que solo con la implementación de psicofármacos no se llega  a curar los problemas.
 Se podría concluir entonces, que lo que se produce con la medicación es un gran silenciamiento, ya que la consulta se agota en la administración de las pastillas, ignorando los síntomas, silenciándolos. Esto trae sus consecuencias, porque la interrupción de la medicación vuelve las cosas a cero.
Siguiendo esta línea de pensamiento, algunos investigadores afirman que produce una disminución o suspensión del ritmo de crecimiento del niño.
Pero el riesgo mas importante que puede producir la medicación, mas allá de la cronificación del remedio como respuesta, consiste en querer lograr la modificación de la conducta del sujeto infantil, la cual según los que están a favor de la psicofarmacología  esgrimen como inherente a la medicación, en vez de contribuir al despliegue en una escena articulada que de respuesta al síntoma.

Ahora bien, desde la segunda postura, la cual afirma estar a favor de la medicación en niños, se toma como idea básica y  fundamental la efectividad en poco tiempo. El suministro de medicamentos en niños, provoca una mejoría a corto plazo; esta mejoría es tan grande que el paciente no se comporta como “antes de enfermarse” sino que se comporta como nunca antes lo había hecho en su vida. En los niños decrece la impulsividad, disminuye la inquietud y la hiperactividad, también mejora la capacidad de mantener la atención por un período prolongado, aumenta el nivel de tolerancia a la frustración, aumenta su concentración y memoria y se produce una notable mejoría en los rendimientos escolares. Además mejora su autoestima y se produce un efecto de refuerzo positivo en su disposición hacia el estudio u otras actividades intelectuales. También disminuyen la labilidad emocional, y por consiguiente los berrinches, no solo en frecuencia sino en intensidad.
La importante de los psicofármacos no estriba en adaptar, aunque tiendan a hacerlo. Tampoco enseñan nada ni aportan la felicidad que publicitan pero pueden en cambio, apartar lo que sobra y permitir el despliegue de lo atrapado entre las rocas de un pasado hecho estatua. Pueden contribuir así, empleados muy acotada pero criteriosamente, al despliegue de un jugar que no sólo reproduzca o imite, de un jugar que permita al niño inventar al hombre.

Entonces, a partir de lo expuesto desde estas dos miradas, como profesionales advertimos que no podemos hacer en una simple mirada reduccionista del asunto santificando o culpando de todos los males a la medicación. Debemos contemplar, la concepción de niño, tener claro que objetivo se quiere alcanzar y por lo tanto generar una trama de tratamiento que incluya a los psicofármacos en el caso adecuado y requerido, siendo el resultado de un exhaustivo proceso diagnóstico.
Para aspirar a obtener mejorías a largo plazo se requiere la realización de tratamientos psicoterapéuticos simultáneos, solo a través de ellos se pueden efectuar los cambio estructurales de la personalidad capaces de sostenerse en el tiempo.
Muchas veces los fanatismos limitantes, tanto de los psiquiatras excesivamente biologicistas como la cosmovisión psicologista excesiva termina perjudicando a quienes podrían beneficiarse con el aporte de estas dos disciplinas, que dejarían de estar enfrentadas para volverse complementarias.






































Tratamiento interdisciplinario

“La especialista en estos casos no buscó ni "culpables", ni "quien es el malo en esta historia", porque "todos somos responsables como sociedad" y porque "hay una construcción colectiva de nuestra sociedad disciplinada".[4]
Este es nuestro objetivo, porque analizar la medicación en la infancia, es solo una parte de un largo proceso que debe ser abordado de manera conjunta en lo que se da a llama un trabajo interdisciplinario, dentro de las nuevas corrientes sistémicas, en las cuales se tienden lazos y se da gran relevancia al papel de la comunicación.
Es por ello que en este sistema encontraremos no solo al gran protagonista que es el niño, sino también la sociedad toda, su familia, que son quienes lo ubican en el lugar de y como niño. En esta trama entran en juego, médicos, psicólogos, psicopedagogos maestros, y toda la comunidad educativa.
Pensemos en la multiplicidad de enfoques que cohabitan en nuestros servicios de psicopatología infanto-juvenil: perspectivas grupales, familiares, vinculares, sistémicas, psicoanalíticas, con la inclusión creciente de psicofármacos.
Es fundamental, por lo tanto que todos estos enfoques sean considerados complementarios, al suministro de psicofármacos. Vale decir que no se trata de una cosa o de la otra, sino de todas.
Desde nuestra mirada psicopedagógica, el trabajo con niños es considerado como espacio  entrecruzamientos, de diferentes disciplinas
En esas situaciones, cuando “no hay otro remedio”, las intervenciones psicofarmacológicas combinadas con las inter-versiones psicoanalíticas, fonoudiológicas, psicomotricistas, padres, familiares, amigos, docentes entre otros,  pueden abrir caminos al juego acotando vías repetitivamente activadas y abriendo paso a otras que pueden rivalizar con los medicamentos. Pues no son los mismos circuitos los que se activan ritmando placeres que los que funcionan soportando goces.
Tomando en cuenta a la escuela como contexto mas explicito donde conviven las la medicación y el aprendizaje, debemos posicionarnos desde una visón que supere y abra caminos y no se limite a la medicación como gran solución, sino que se busque alternativas por fuera de ella teniendo en cuenta las redes de comunicación que se logran dentro y fuera de la institución.
Hoy en día podemos ver que algunas instituciones recurrieron a diferente fuentes para dar respuesta a esta problemática, por ejemplo incorporando al yoga y a la expresión corporal", enseñando a jugar a ajedrez, dando un tiempo de descarga basado en actividad física libre entre otros.
“Por eso es que decimos que hay formas o alternativas en lugar de la medicación. La medicación es como cortar por el lado más fino".[5]
Evidentemente trabajar interdisciplinariamente es más complejo que dar una pastillita y poner todas las expectativas en que el medicamento lo haga todo. Aquí es donde nos involucramos todos, aquí somos nosotros  como profesionales quienes debemos tomar posición, y plantearnos que es lo mejor para todos, pero principalmente para el niño.











































Conclusión.

Como hemos mencionado a lo largo de este pequeño trabajo, y ¿Por qué decimos pequeño?, por que realmente se han despertado muchos interrogantes, dudas, que creemos que deben ser abordadas mas profundamente y pueden ser el punto de partida de otros trabajos. Por que quedarnos con esto, llevaría a una mirada reduccionista, que como profesionales del ámbito de la psicopedagogía, no podemos admitir. Este es también el objetivo central, generar en ustedes, lectores activos, creadores, nuevos interrogantes.
Creemos, que ante las demandas ocasionadas en el contexto actual, no se puede santificar, ni desplazar del plano a los medicamentos.
Cuando los psicofármacos son indicados en el caso que corresponde y en las dosis necesarias, no producen efectos contraproducentes, sino al contrario, colaboran a la compleja modificación, para el mejoramiento de aspectos puntuales. Además deben ser el complemento de varias terapias que conformen el gran entramado de un trabajo interdisciplinario.
Es responsabilidad de todos los profesionales insertos en este entramado, poder desnaturalizar el “¡Por qué no le da algo!”.






























Bibliografía

·         Stiglitz, Gustavo.: “DDA, ADD, ADHD, como ustedes quieran: el mal real y la construcción social”. Ediciones Grama. Bs. As. 2006. Cap. Tallis, Jaime. La medicación desresponzabiliza.

·         Gratch, Luis Oscar.: “El trastorno por déficit de atención (ADD-ADHD). Clínica, diagnostico y tratamiento en la infancia, la adolescencia y la adultez.” Ed. Médica Panamericana. Bs.As. 3° reimpresión 2005.  Cap. 11, 12, 13 y 17.


Pág. Web

  • http://www.imagoagenda.com/articulo.asp?idarticulo=390
Fantasmas y pastillas
Una reflexión psicoanalítica sobre la medicación en la infancia.

  • http://www.ambito.com/noticia.asp?id=490571&seccion=Salud&fecha=01/11/2009
Advierten sobre abuso de medicación en niños con problemas de conducta

  • http://estimulaciontemprana.fullblog.com.ar/post/carta-a-documentos-tv-por-el-programa-de-los-ni/
Para el equipo de "Documentos TV"

  • http://www.help4adhd.org/es/treatment/complementary/WWK6
Tratamientos complementarios y alternativos (WWK6)

  • http://www.elpsitio.com.ar/Noticias/NoticiaMuestra.asp?Id=1845
Articulo: Psicoanálisis y el hospital
20 de Octubre de 2007. ¿Qué hay de nuevo, viejo?



[1] Stiglitz, Gustavo.: “DDA, ADD, ADHD, como ustedes quieran: el mal real y la construcción social”. Ediciones Grama. Bs. As. 2006. Cap. Zelmanovich Perla: Variaciones escolares.
[2] Stiglitz, Gustavo.: “DDA, ADD, ADHD, como ustedes quieran: el mal real y la construcción social”. Ediciones Grama. Bs. As. 2006. Cap.Tallis, Jaime. La medicación desresponzabiliza.

[3] Gratch, Luis Oscar.: “El trastorno por déficit de atención (ADD-ADHD). Clínica, diagnostico y tratamiento en la infancia, la adolescencia y la adultez.” Ed. Medica Panamericana. Bs.As. 3° reimpresión 2005.  Cap. 12
[4] http://www.elpsitio.com.ar/
Articulo: Psicoanálisis y el hospital
20 de Octubre de 2007. ¿Qué hay de nuevo, viejo?

[5] http://www.elpsitio.com.ar/
Articulo: Psicoanálisis y el hospital
20 de Octubre de 2007. ¿Qué hay de nuevo, viejo?

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